La derecha liderada por Sebastián Piñera se ha hecho con el Gobierno de Chile tras conseguir una ventaja de casi diez puntos porcentuales en una segunda vuelta. En estas elecciones no sorprende la escasa participación chilena, de un 49%. Lo que sí ha caracterizado las elecciones ha sido el retorno de Piñera, quien ya gobernó en los años 2010-2014, y que vuelve a hacerse con La Moneda, sede del presidente de la República.
En palabras del presidente, su vuelta a la política se debe a que “el país necesita urgentemente corregir errores y enmendar el rumbo”. “Sentí que era mi deber asumir este liderazgo”.
El primer mandato se caracterizó por la crisis del accidente de los treinta mineros de Copiapó en 2010 y al terremoto que causó 525 muertes y que obligó al Gobierno, sobre todo, a reparar infraestructuras. A pesar de este gasto imprevisto en la partida presupuestaria, durante esos años, el país creció económicamente alcanzando un porcentaje del 4,3% en 2013 y los salarios de los trabajadores se mantuvieron a un ritmo de crecimiento del 6,4%. Lo que se resume en tasas de desempleo bajas, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Lo que no tuvo tanto éxito fue mantener el sistema educativo de la época dictatorial de Augusto Pinochet, por la cual el Estado tan solo asume el 25% del gasto educativo y el 75% restante sale del bolsillo de los alumnos. La fuerte participación del sector privado provocó una serie de manifestaciones estudiantiles que comenzaron en 2011, desde universitarios hasta la educación secundaria. Consideradas como “las movilizaciones más importantes en los últimos años desde el retorno de la democracia”, según Michèle Arrué, profesora de la Universidad de París Vincennes Saint Denis.
El think tan catalán, CIDOB, observa que “la enérgica protesta de los estudiantes, que reclamaban un sistema educativo público de calidad, equitativo y gratuito, desgastó al Gobierno y disparó los niveles de rechazo a Piñera, quien vio evaporarse la popularidad ganada durante la crisis de los mineros”. Pero esta impopularidad entre algunos jóvenes parece que no le ha afectado en estas nuevas elecciones porque, según el investigador del Centro de Estudios Públicos, Francisco Szederkenyi, el perfil del votante se ha caracterizado por una edad menor, altos ingresos y mayor nivel de escolaridad. En la segunda vuelta, Piñera consiguió aglutinar el 90% de los electores de José Antonio Kast y el 60% de los de Marco Enríquez-Ominami lo que explicaría el voto de menor edad.
En la reciente campaña electoral, el presidente prometió duplicar el crecimiento económico centrándose en el cobre, ya que Chile es uno de los mayores exportadores mundiales, así como mejorar la seguridad ciudadana, la salud, la educación, el transporte y “la calidad de vida”. Pero las manifestaciones estudiantiles del pasado mes de abril, con 120.000 participantes, reflejan una disconformidad en el sector académico. Por lo que podemos afirmar que la reelección se debe, principalmente, a una esperanza de los ciudadanos por ver cómo Chile vuelve a crecer económicamente y el paro se vuelve a situar en mínimos.
Según el Real Instituto Elcano, internacionalmente, “Piñera refuerza el predominio del centroderecha y la derecha en América Latina y un impulso de medidas de liberalización económica”.