La sanidad española está en crisis. Según un informe publicado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, un total de 5.556 trabajadores de las actividades sanitarias participaron en huelgas entre enero y marzo de 2022, situándose como el sector que más se ha manifestado por sus condiciones laborales.
“La situación de las enfermeras y enfermos en la sanidad pública es muy preocupante”, sentencia Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería. Según los datos, en España hay 6 enfermeras por 1.000 habitantes y en la media de la UE hay 8,8 enfermeras por 1.000 habitantes. Esta diferencia es importante en la carga de trabajo de los sanitarios porque “provoca un déficit de enfermeros en muchos servicios y la calidad de cuidados que se ofrece a la población esté limitada y no podamos dar la calidad asistencial necesaria a la población”, explica Pérez Raya.
Las estadísticas siguen haciendo hincapié en este déficit de la calidad del servicio sanitario: una enfermera en hospitalización puede estar al cargo de 12-15 pacientes, en la media de la UE llevan 8 pacientes. Actualmente, existen múltiples estudios científicos que demuestran que a menor número de pacientes por enfermera, se disminuye la morbilidad y la mortalidad de los pacientes atendidos. “Sí podemos decir que en estos momentos las enfermeros españoles están desbordadas, con altas cargas de trabajo y una afectación mental enorme en su trabajo”, confiesa el presidente del Consejo General de Enfermería. Y es que el 85% de los enfermeros han sufrido estrés en algún momento, ansiedad en el 75% de las enfermeras e incluso depresión en el 33%.
«En Madrid está disminuyendo la calidad porque no contratan a gente, cierran plantas y meten a los enfermos en otras plantas para así no tener que contratar a más personal”, confirma Miriam, una auxiliar de enfermería con contrato temporal de verano. Esta situación afecta enormemente a la calidad del servicio porque, según explica, al no haber suficiente personal se dejan de hacer cosas que no son básicas pero sí importantes por lo que la calidad asistencial empeora. Entre esas acciones no básicas pero sí importantes está levantar a un paciente de la cama cada cierto tiempo para evitar úlceras o malestar físico…
Muchos sanitarios están años con contratos temporales cubriendo bajas, vacaciones o alguna circunstancia que demande más personal. Según el Consejo General de Enfermería, “la plaza fija se obtiene en muchos casos tras más de 10 años de contratos eventuales o interinos”. Hay casos de sanitarios que han conseguido una plaza fija a la edad de 50 años. “Contratos eventuales de días sueltos y tener que estar pendiente del teléfono móvil porque si te llaman y no lo coges, te pueden sancionar” explica Sheila, una enfermera vasca de 28 años. “A eso se le suma, que si rechazas algún contrato, te mandan seis meses fuera de la lista de contrataciones”, asegura. Finalmente, esta eventualidad genera que los sanitarios no pueden planificarse en su día a día.
Hay diferencias según las Comunidades Autónomas (CCAA) ya que las competencias sanitarias no son nacionales. Por eso, existen diferentes ratios dependiendo de la zona: hay CCAA que retribuyen mejor a sus profesionales y que apuestan por mejores ratios de enfermeras por ejemplo Navarra o País Vasco, otras retribuyen mal y tienen ratios bajos como Murcia o Andalucía. Todo esto genera, a su vez, diferencia en la lista de esperas tanto quirúrgicas como de pruebas diagnósticas. Según los sanitarios, todo esto debería ser más similar y que desde el Consejo Interterritorial hubiesen pactos de Estado, al menos, de mínimos.
“Estamos muy quemados, están precarizando la sanidad pública y la gente no reacciona; sobre todo en zonas rurales de más difícil cobertura y más aisladas” se queja Francisco, médico consolidado con años de experiencia.
La inestabilidad, falta de calidad y el trato hacia los sanitarios ha hecho que incluso algunos decidan reinventarse. En el caso de Nile, una joven que tras su carrera de enfermería y un máster en emergencia, decidió formarse en nutricionismo porque “me pusieron en atención de escáneres médicos, TAC, sin explicarme qué hacer ni las funciones y un paciente entró en parada por una reacción alérgica”, explica. “Me vi sola, sin recursos ni personal para atender a esa persona”, sentencia. “Finalmente, llegó alguien de urgencias y pudimos atenderle y no pasó nada pero fue la gota que colmó el vaso porque estamos jugando con la vida de las personas por falta de personal”.
El Covid-19 saca a relucir los problemas de la sanidad pública
El Consejo General de Enfermería confiera que “El Covid ha afectado de forma muy notoria a los profesiones sanitarios, ha supuesto una sobrecarga de trabajo muy elevada, modificar el tipo de prestación sanitaria y los protocolos de actuación y ha afectado de forma muy seria a la salud mental de los profesionales de la salud” afirman. En una encuesta realizada por el organismo en enero de 2022, se manifestó un alto grado de repercusión mental, situación de hartazgo y burnout en la profesión y necesidad de cambios importantes. Por lo que se llegó a la conclusión de que la pandemia no ha reducido la problemática de falta de enfermeras, al revés lo ha incrementado.
Según el informe, la atención primaria ha colapsado y los pacientes crónicos atendidos en atención primaria han dejado de tener un seguimiento correcto, en la primera ola de pandemia los pacientes con patologías crónicas manifestaron que el 80% de ellos no pudo contactar ni con su médico ni con su enfermera. Las patologías agudas han tenido un infra diagnóstico claro, se han registrado menos infartos, menos cáncer, pero esos datos son falsos el IAM o el cáncer ha seguido apareciendo, pero no se ha diagnosticado de forma precoz, por tanto, el pronóstico a futuro será en estos casos mucho más grave y se incrementará la mortalidad en un futuro próximo.