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Cristianismo: una religión perseguida en Europa

Cristianismo: una religión perseguida en Europa

Antes del Tratado de Lisboa aprobado en 2007, vigente en la actualidad y por el cual se rige la Unión Europea, hubo un debate sobre si se debía plasmar en las bases del tratado el origen histórico europeo religioso, es decir, las raíces cristianas de Europa. Los países que optaron por la opción de incluirlo fueron: Alemania, Italia, Países Bajos, Irlanda, España, Portugal, Austria, Polonia, Hungría, Lituania, Eslovaquia y Malta. Pero finalmente se decidió no plasmar esa tradición histórica para generar un ambiente equilibrado entre todos los países que componen la institución. Así quedó recogido en el artículo 15 del actual Tratado que “la Unión respetará y no prejuzgará el estatuto reconocido de los estados miembros”, incluyendo también el artículo 18 de los Derecho Humanos de libertad de religión y credo.

Pero los acontecimientos de los últimos años han desembocado en una reacción que los europeístas han llamado “cristanofobía”, un ataque a los lugares de culto, verbales e incluso violentos a las personas practicantes del cristianismo. Incluso, la Asamblea Parlamentaria se ha manifestado a favor de “concienciar a los jóvenes sobre la necesidad de luchar contra todas las formas de fundamentalismo religioso y la manipulación de las creencias religiosas por razones políticas, que son a menudo la causa del terrorismo. La educación y el diálogo son dos herramientas importantes que podrían contribuir a la prevención de estos males.” Este rechazo al cristianismo se está dando actualmente en zonas de Oriente Medio, especialmente en Siria e Irak, donde las comunidades cristianas tienen que huir. 

En Siria, los cristianos eran un 10% de la población pero desde 2011 tuvieron que huir a zonas como Damasco o el Valle de los Cristianos. También han tenido que huir a Armenia donde se calcula que 15.000 se han establecido en la capital de Ereván. Es difícil calcular el número de refugiados cristianos porque muchos de ellos no quieren registrarse en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por miedo a las represalias. 

En el caso de Irak, el Daesh expulsó a unos 12.000 cristianos lo que ha hecho que en las poblaciones de Erbil y Dohuk permanezcan 80.000. Los que viven en el Kurdistán están identificados y reciben asistencia de la ONU pero otros han huido a Jordania donde la comunidad eclesiástica se ha ocupado de ayudar a los refugiados. Y en otros casos, familias iraquíes cristianos, en 2016 unas 955, han viajado hasta Australia para comenzar una nueva vida.

Muchas de estas personas que intentan escapar de la guerra y se ven obligados a dejar sus hogares y sus trabajos se establecen en campos de refugiados dónde también reciben ataques de islamistas radicales. En un informe publicado por Open Doors Deutschland basado en más de 200 encuestas realizadas en uno de los campamentos que se encuentran en Alemania, afirma que el 88% de los casos, los ataques son perpetrados por refugiados musulmanes, mientras que en un 49% la persecución religiosa la llevan a cabo los miembros de seguridad, también musulmanes. Los testimonios aseguran que sufren insultos, injurias, amenazas de muerte, robos, violencia física y discriminación en la distribución de ayuda y en el caso de las mujeres cristianas, hablan de acosos sexuales por parte de los miembros de seguridad. Esta misma situación ocurre también en centros de refugiados de Grecia. 

El siguiente paso sería que los países de Occidente acogieran a los refugiados pero no es tan fácil ya que, como el caso de Estados Unidos, donde se ha permitido la entrada en calidad de refugiado a 2.098 musulmanes sirios, solo 53  eran cristianos. Algo parecido a lo que ocurre en Gran Bretaña ya que quién gestiona el asilo de estas personas es la ONU y muchas de las familias cristianas temen ir a esos campos de refugiados por las amenazas que sufren. 

En el caso de Europa podemos ver en el gráfico que ofrece Eurostat que la mayoría de las personas que piden refugio provienen de Siria, aunque en estos datos no se diferencia cuántos de ellos son cristianos.

Algunos testimonios, como el de Lina, revelan cómo se encuentran las personas que viven en Siria y la necesidad u obligación de salir de allí. La entrevista que ofrece a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) nos revela cómo la adaptación a otro país es realmente difícil pero los ataques cerca de las zonas de población civil pone en riesgo la seguridad de estas personas. Muchos de ellos, como este caso, primero optan por ir a algunos sitios más cercanos como Damasco pero la situación sigue siendo de riesgo y por eso, tienen que tomar la decisión de irse del país. Lina vino a España en 2014 y por eso, hoy podemos saber su historia. Aunque ella y su familia están aquí, otros familiares y amigos siguen estando allí porque no tienen la oportunidad de ser acogidos. 

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Otros testimonios como el de Maryam, una niña cristiana iraquí que vive en el campo de refugiados de Erbil situado en la zona kurdistán de Irak, que nos cuenta en una entrevista realizada por Sat7Kids su fe hacia Dios y como “Dios nos da todo lo que necesitamos” y “no nos abandona nunca” además de rezar para que “Dios perdone a todos los que están haciendo cosas malas”. 

Así, vemos como los refugiados se encuentran en campos dónde las condiciones son difíciles de soportar, no solo por la sanidad y la comida, sino por el acoso que sufren. A esto se le añade, que ese miedo genera que no se registren en la ONU lo que conlleva que no se pueda hacer un recuento exacto de cuántos refugiados cristianos están huyendo. En algunos casos, los que tienen más suerte son acogidos por otros países pero las cifras muestran que muchos otros no tienen esa oportunidad y siguen en campos de refugiados o intentando sobrevivir en sus países de origen. Esos campos europeos tampoco son seguros para los cristianos por las amenazas que sufren y vemos como los acogidos en zonas europeas también son insuficientes para la demanda y la necesidad que existe. Europa no está dando la mejor respuesta a estos refugiados cristianos. 

 Para Societat Internacional Trinitaria (SIT)

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